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viernes, 30 de noviembre de 2012

Promesas.

Promesas, y mas promesas, cada día una distinta, pero, ¿serán cumplidas?
Ahí empieza el problema. Es muy fácil hacer promesas, aún mas fácil creerlas, pero algo sucede a la hora de cumplirlas.
A veces parece irreal la cantidad de ilusiones que otra persona puede crear en nosotros, desde que aparecen por casualidad, hasta el punto en que ocupan la mente cada segundo del día.

"¿Para que prometer algo, si no lo vas a cumplir?" 
Es una pregunta que aún me hago, pero no encuentro una respuesta razonable. 

 Cada día al levantarme, recuerdo esa frase "Hoy puede ser un buen día".
Suena bonita y alentadora en la mañana, sientes que nada ni nadie puede intervenir en ella, hasta que llega esa persona. Si, esa persona en la que pensabas antes de dormirte, en la que soñaste y la primera que piensas cuando entra ese reflejo del sol por la ventana, que anuncia que el día ha empezado y debes despertar.
 Pero, "Hoy puede ser un buen día" es esa frase que se te olvida desde que ese momento que tanto esperabas, no llega. Desde que esa promesa que creíste rápida e ingenuamente, es quebrada.
Así que, ¿como no olvidar esa frase? si lo que pensaste que podía ser un buen día, las personas lo han convertido en mierda, con sus comentarios, con sus criticas, actitudes y miradas. O cuando no cumplen la promesa, cuando ese momento que no llega, empieza a avisarte despacio que no llegará nunca. 
¿Es muy difícil darse cuenta de lo cegado que se puede estar por las palabras de otra persona?, ¿Por qué todo se ve tan difícil ahora que es de noche?
 Ahora,que esa frase "Hoy puede ser un buen día" se ve lejana y distante, ya hasta resulta casi inverosímil bajo la luz de la luna, por que el día no tuvo nada de bueno.

 Hay momentos en los que pasas de necesitar un abrazo, a necesitar patear en la cara a la persona que hace que tu día se vuelva así de triste. Por que lo merecen, una patada en la cara, un escupitajo en el ojo, y mas. 

Pero entre pensamientos y lágrimas el día termina, la mente abre la puerta del subconsciente y empiezo a soñar, por fin he salido de ese extraño universo llamado realidad, en el que todo parece estar mal todo el tiempo. Lo único que odio de aquí, de mis sueños, es que sigues estando tu, atormentándome con lo imposible, con las ilusiones, con tus malditas falsas promesas...

Ya el Sol a vuelto a salir, me he sentado al borde la cama y puesto los pies sobre el piso helado.
"Hoy si puede ser un gran día", he vuelto a repetir...