Aún casi puedo sentir tu tacto acariciando mi cabello, aún incluso creó poder oler tu perfume sobre mi ropa, aunque algo en mi sabe que es una ilusión, que por más intensos que sean mis recuerdos, no son más que eso, recuerdos.
A veces, encuentro detalles, humildes y tontos cuando camino por la calle, tu esencia sigue ahí, a donde quiera voy, en el aire que respiro. El frío sigue llegando, pero ya tus abrazos no están. Las lágrimas siguen corriendo, pero tus besos se han ido, el dolor sigue despierto, pero tu recuerdo se está apagando.
Yo no te quiero de vuelta, no quiero arruinar tu felicidad. Yo se que la quieres a ella ahora, yo sé que eres feliz, supongo que eso me basta para seguir con mi vida, así como todos debemos hacer en cierto punto de nuestros caminos, en que tenemos que tomar esa desdichada decisión; “Va a influir o no en mi vida, lo que haga otra persona” a veces es un sí, a veces es un no. Todo de pende, ¿No es así?, pero cuando se trata sobre ti, sé que es un no. Porqué las cosas cambian, las personas cambian, nuestro destino cambia. Vamos madurando, vamos cometiendo errores y tomando decisiones, que cambian el trascurso de nuestra vida sin darnos elección. Siempre trataremos de hacer “lo mejor” para todos y seguir adelante, esperando que en un futuro, algo bueno nos este esperando.
Así que, he tomado dos decisiones, la primera es que te extraño y la segunda, que “extrañar” no significa querer de vuelta…
El mundo se puede acabar ahora, en unos minutos, en unos días o en unos años, y mi existencia acabara con esos hermosos recuerdos que plantaste en mi vida y nada, ni nadie sacará.
Dicho esto y secadas las lágrimas que derrame escribiendo estas palabras, solo queda una cosa por escribir...
Gracias por todo, espero que seas muy feliz, adiós.
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